Innovadores se buscan

Escribe Oscar Nasisi, rector de la UNSJ


 Editorial: Año III – Nº 22 – Septiembre de 2015

Hace pocos días asistimos a la presentación del libro Las Innovaciones, cuyo autor es el actual secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Provincia, Tulio Abel Del Bono. Además de la satisfacción por participar de la puesta en consideración de un material como este, que nos hace volver la mirada sobre las innovaciones como proceso y como resultado, el libro motivó una reflexión acerca de la necesidad de fortalecer la actividad científica como hábitat necesario para el desarrollo de nuevas ideas.
Hoy más que nunca estoy convencido de que la innovación en un país como la Argentina es el camino hacia la emancipación. Cada vez son más los intelectuales de la ciencia política que sostienen que todos los procesos emancipatorios exitosos en el mundo fueron posibles gracias a una actitud de insubordinación de las ideas frente a las ideas dominantes.
No hay por qué pensar que estas ideas tienen que provenir exclusivamente del campo de la política o de la economía. También tienen que provenir del campo de la tecnología y de la ciencia. Y para eso hacen falta innovadores.
Aquí es donde la universidad pasa a un primer plano. Aquí es donde además de los institutos de investigación, tenemos que hacer que cada aula, cada taller, se convierta en un laboratorio, en un espacio donde los estudiantes encuentren un medio de desarrollo propicio para que las ideas germinen, broten y den frutos.
Tenemos que aprender a ver cada error y cada falla como una oportunidad para aprender, para mejorar, para acercarnos al objetivo. Porque un innovador no le teme al intento fallido, ya que sabe que cada paso, aún el que se da en falso, también es un resultado.
Hay quienes sostienen que innovador se nace; otros, que un innovador se hace. Como en todo, creo que hay algo de verdad en ambas afirmaciones. Como rector de una universidad pública, defiendo y asumo el compromiso de favorecer las iniciativas de nuestros estudiantes, fortaleciendo la investigación en el seno de la UNSJ, algo que siempre ha sido una de nuestras fortalezas. Pero al mismo tiempo soy consciente de que debemos accionar en la otra búsqueda: esta es la de tener siempre la mirada atenta a las necesidades de la sociedad local y regional, ya que allí radica la mayor fuente de motivación e inspiración para las futuras innovaciones. La universidad pública es, desde mi punto de vista, la encargada de recopilar esas necesidades y articular los mecanismos para atender a su solución.
Así como para formar un niño lector hace falta algo más que darle libros sino también mostrarle un adulto que lee, para formar innovadores necesitamos ser una universidad innovadora. Por difícil que parezca este desafío para una institución, hay que encararlo en todos los frentes: en las aulas, en los institutos de investigación, en los centros de creación, en las unidades de apoyo administrativo y de gestión. Y por mucho que la resistencia al cambio desacelere los procesos, hay que insistir en ellos.
Sólo así podremos generar un hábitat amigable para que crezca y se desarrolle esa especie tan necesaria como difícil de encontrar en cualquier parte: los innovadores.