La ruta del Comandante Cabot

La columna del Teniente Coronel Juan Manuel Cabot partió hacia Chile el 18 de enero de 1817. Su primera gran dificultad fue ante el muy crecido Río San Juan. Después vendrían días de desierto y calor de más de 40 grados.

Escribe Edgardo Mendoza
Docente e investigador de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes – UNSJ

Los vínculos de la provincia de San Juan con la gesta sanmartiniana son muy diversos. Podemos destacar el apoyo de todo el pueblo sanjuanino a la misma, las visitas del propio San Martín a nuestra capital y el haber sido el territorio provincial el elegido para que dos de las seis columnas que cruzaron la cordillera utilizasen el territorio local. Son la columna principal que utilizó el camino de Los Patos, por donde marchó el propio Libertador, y la columna Cabot, que avanzara por el norte provincial y cuyo objetivo era restaurar la libertad en la ciudad de La Serena y el puerto de Coquimbo.
Su responsable era el Teniente Coronel Juan Manuel Cabot, que había sido Comandante de Armas de la ciudad de San Juan y hombre que gozaba de una gran confianza por parte de Manuel Belgrano. El segundo jefe era el capitán chileno Patricio Ceballos, quien era además un gran baqueano y conocedor de la zona donde se debía operar.
Esta columna se caracteriza por tres cualidades, que hacen a su trayectoria, a su equipamiento e integración humana y al tipo de combates que libró. De los seis grupos que marcharon a Chile, es el que conduce Cabot el que debió recorrer la ruta más complicada y dificultosa. La ruta fue proyectada por Patricio Ceballos y la marcha comprendió diecinueve etapas a razón de una por día, que fueron las siguientes: 1) de San Juan a Tapiecitas, 2) al Barranco de la Jarilla, 3) al arroyo de Talacasto, 4) a Gualilán, 5) a Agua del Yeso, 6) a Pismanta, 7) a Ante Cristo, 8) a los Ojos de Agua, 9) a la última ciénaga del Agua Negra, 10) al Río Blanco, 11) al de San Lorenzo, 12) al Agua Fría, 13) al Valle de Los Patos, 14) a la cañada de Patillos, 15) a la Piedra Larga, 16) al Pajonal, 17) a Valdivia 18), a Monterrey y 19) a Sotaqui. Esto que es muy fácil escribirlo, implicaba enormes desafíos y dificultades.
La columna se puso en marcha el 18 de enero de 1817, en pleno verano, y la primera gran dificultad se presentó cuando hubo que cruzar el Río San Juan, que estaba muy crecido. Como entonces no había puentes hubo que vadearlo y se lo hizo por el vado de las Tapiecitas, que se encontraba en lo que hoy sería el fin de la calle Salta. Tan crecido estaba el rio, que hubo que construir algunas balsas para impedir que la pólvora y las armas que se transportaban no se malograsen mojándose. Luego de vadear el San Juan crecido, se llegaba a Las Tapiecitas en el actual departamento de Albardón, y desde allí, dos días de marcha para arribar a Talacasto. Este trayecto constituye una travesía, es decir, dos etapas que se caracterizan por la falta total de agua tanto para hombres como animales. Es pleno desierto y las temperaturas superan largamente los 40 grados centígrados, porque es pleno verano también.
monolito CabotEl camino elegido por la columna entre Tapiecitas y Talacasto es una huella que se extiende más al oeste de la actual Ruta 40, que no existía para 1817. Más precisamente, es una diagonal que une los dos puntos en cuya mitad está el Barranco de la Jarilla. Sería muy oportuno en el futuro realizar estudios más detallados, para determinar con mejor exactitud el trazado de esta primitiva huella. Luego de llegar a Pismanta, Cabot no utiliza el paso de Agua Negra, tuerce al sur, atraviesa la cordillera de Olivares, que es el límite entre los departamentos de Calingasta e Iglesias, para llegar al valle de Los Patos Sur y desde allí cruzar la cordillera de Los Andes por el paso de Guana. Los que saben dicen que es el camino más difícil de las seis columnas libertadoras.
Las otras cualidades de esta sección del Ejercito Sanmartiniano es que la columna Cabot estuvo integrada únicamente por chilenos y sanjuaninos, y fue nuestro pueblo el encargado de equiparla desde la yerba hasta los bizcochos, desde el charqui hasta el vino. Edgardo MendozaTodo lo necesario se aportó desde el corazón y los bienes de los sanjuaninos. La columna venció a los españoles en la batalla de Salalá y posteriormente enfrentó y venció a una flota española frente al puerto de Coquimbo, hundiendo un bergantín. Al final de la campaña capturaron sin daños otro navío realista. Después del cruce del desierto y de dos cordilleras, el triunfo total sonrió a nuestros comprovincianos.