“Es tiempo de debatir qué le va a dar la universidad a la sociedad”

[Francisco Tamarit, coordinador de la CRES 2018] Córdoba será la sede, en 2018, de la Tercera Conferencia Regional sobre Educación Superior. Su coordinador, Francisco Tamarit, explica cuáles son los desafíos para una reunión que se celebrará en el marco del centenario de la Reforma Universitaria.

 

Por Susana Roldán

“La Conferencia Regional de Educación Superior, CRES 2018, es el evento más importante que reúne a la educación superior de América Latina y del Caribe, que es una región muy singular. Cada 10 años se organizan estas conferencias regionales en las que el sistema de educación superior discute su problemática, fija un posicionamiento y define un plan de acción para la próxima década, a la vez que se prepara para la conferencia mundial que organiza la UNESCO. La conferencia trasciende ese objetivo, porque el período previo nos permite ir integrándonos.
La conmemoración de la Reforma Universitaria hizo que el sistema eligiera a Córdoba como sede, algo que se decidió en 2015 en México. Tiene que ver con la voluntad del sistema de reconocer a aquel movimiento que tuvo en Córdoba su momento más expresivo. Muchos de los elementos que tiene la educación superior hoy en día tiene que ver con la impronta que le dieron aquellos jóvenes: una universidad muy vinculada con lo social, una universidad científica y con un sentido latinoamericanista. Esa pequeña chispa que se inició en Córdoba repercutió luego en casi todo el continente. América Latina ha generado una modalidad de educación superior muy particular que tiene cosas buenas y malas: hay que reforzar las buenas y trabajar sobre las debilidades, pero sin duda una forma de homenajear a aquellos jóvenes idealistas del ‘18 es discutir hoy cuáles son las deudas que la educación superior tiene con la sociedad.
En el mundo hay dos concepciones sobre educación superior. Una más pragmática, generada en el Reino Unido, al que llamamos el modelo del Atlántico Norte. Es el modelo de EEUU, Canadá, etc, países en que la educación superior no es considerada un derecho sino que se concibe a la educación superior como el primer tramo de la vida laboral. La otra concepción, que se origina en Alemania, Francia, España, imagina que la educación superior es responsabilidad del estado, es un derecho de los individuos y es un bien de las sociedades. Significa que cuando un joven se educa en la universidad, esto es un bien para la sociedad. Para nosotros, tiene el mismo status la educación superior que la primaria o la universitaria.
En tal sentido, los universitarios coincidimos en que América Latina declama muy bien estas cosas, dice que la universidad es un derecho, pero no termina de ser así. Por ello, el principal desafío de la región es que la educación superior llegue a todos los que quieren estudiar.
Para que ese derecho sea bueno, tiene que garantizar varios preceptos importantes. En primer lugar la calidad, que tiene que venir de la mano de la pertinencia, de la forma en que esa educación se inserta en las problemáticas de las sociedades. Tiene que venir dada con inclusión y con un espíritu cooperativo, porque los sistemas universitarios no solamente forman jóvenes, sino que brindan los conocimientos que las sociedades requieren. Por ello, el principal desafío es conseguir que la educación superior sea un derecho con calidad, con inclusión y con pertinencia.
La CRES 2018 es la tercera conferencia que se realiza: la primera fue en La Habana, en un contexto de gobiernos neoliberales que atacaban al sistema universitario latinoamericano. La segunda fue en Cartagena de Indias, en un contexto totalmente distinto; en esa conferencia, Latinoamérica dijo que la educación superior es un derecho, es un bien social y es responsabilidad de los estados. Esto evitó que la UNESCO sostuviera que la educación superior es un servicio transable, como puede ser cualquier servicio.
La CRES 2018 tiene que ir más allá de eso. Tiene que ser capaz de discutir qué va a hacer la universidad, aparte de requerir financiamiento: tiene que debatir qué le va a dar la universidad a la sociedad. Los universitarios hemos decidido articularlo en base a las necesidades de las sociedades, que no es otra cosa que la necesidad de un modelo sustentable de desarrollo para la región, para las subregiones y para cada localía. La necesidad de que los derechos se efectivicen. De conformar sociedades respetuosas de la diversidad, de la pluriculturalidad, de generar desarrollo humano donde no lo hay. De garantizar el acceso de comunidades que tienen una participación ínfima en el sistema.
Finalmente, la CRES tiene que poder trabajar la integración. América Latina se lleva muy bien, pero no aborda conjuntamente la problemática de la integración. Por ejemplo, no tenemos un mecanismo de reconocimiento de títulos aceitado, porque seguimos sin debatirlo.
Córdoba tiene que tener esa impronta. Como quisieran los jóvenes del ‘18, de una universidad responsable y fuertemente comprometida con su pueblo. Somos una región hermosa y tenemos mucho para darle al mundo, tenemos que ser capaces de decirle al mundo que a pesar de nuestros problemas, tenemos una forma de concebir la vida que la universidad tiene que atesorar: el paradigma del buen vivir, algo que los latinoamericanos pensamos poco pero practicamos mucho.” //


octubre/73 -Edición Nº 33, Año IV, agosto de 2017