“Es necesario distinguir las funciones de seguridad interna de las de defensa nacional”

El docente e investigador de la UNSJ dice que hay antecedentes en Latinoamérica en que los gobiernos involucraron a las Fuerzas Armadas en asuntos de seguridad interna, como el narcotráfico. “Al no estar preparadas, generaron más problemas que soluciones”, destaca.

 

Por Belén Ceballos

“La distinción entre Defensa Nacional y Seguridad Interior de Argentina se estableció por una ley en 1988 aprobada con gran consenso. Antes de esto, desde 1966, el país tenía una legislación en la cual las Fuerzas Armadas se preparaban tanto para enfrentar amenazas exteriores, a raíz de un ataque de un Estado, como para amenazas internas, provenientes de delitos comunes o de grupos armados, guerrilleros o de militantes políticos. Las Fuerzas Armadas abarcaban tanto asuntos de Seguridad Interior como de Defensa Nacional, lo cual les daba un gran poder y mucha capacidad de intervención y presión. Esto es lo que se conoció como la Doctrina de la Seguridad Nacional”, afirma el becario doctoral del CONICET Gerardo Tripolone. Luego agrega: “Uno de los pilares de la restauración de la democracia fue separar esas dos funciones: la seguridad interior quedó circunscripta a las Fuerzas de Seguridad (policías, Gendarmería y Prefectura), mientras que la defensa nacional contra ataques exteriores se estableció como la función principal de las Fuerzas Armadas (Ejército, Marina y Fuerza Aérea).
Por otra parte, Tripolone explica que si las Fuerzas Armadas tuvieran injerencia en cuestiones de seguridad interna, deberían prepararse para eso, por ejemplo realizando tareas de inteligencia interior, algo que en Argentina está prohibido por ley. Esto no sólo puede ser peligroso, sino también ineficaz, ya que distrae recursos humanos y económicos para llevar adelante tareas que están a cargo de otras instituciones.
“El consenso original sobre la distinción entre Defensa Nacional y Seguridad Interior siempre fue tema de debate para ciertos sectores políticos. Sin embargo, a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el debate se hizo más intenso. Los atentados terroristas se consideraron actos de agresión mucho más que una amenaza a la seguridad interior. Sin embargo, no fueron gestados por otro país (más allá del apoyo de Afganistán a Al Qaeda), sino por una organización terrorista. Con los atentados en la actualidad sucede lo mismo: una bomba que explota en Francia y es reivindicada por el ISIS, ¿es una amenaza a la seguridad interior o un ataque exterior? ¿La lucha contra el terrorismo es una “guerra” o una acción policial? ¿Depende de la importancia y gravedad del ataque?”, reflexiona Tripolone.
Añade que en el caso de una guerra “clásica”, podía conocerse quién era el enemigo (vestía uniforme) y actuar en consecuencia. Al no poder identificarse si es una amenaza interna o internacional, ciertos sectores consideran que la distinción entre seguridad interior y defensa nacional basada en un criterio geográfico (el origen del ataque) no puede sostenerse. De ahí que promuevan el involucramiento de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el terrorismo.
“Además del terrorismo, en Latinoamérica se suma el narcotráfico, que sería la amenaza sobre la que más atención recae actualmente. Al igual que el terrorismo, el narcotráfico es un delito que no reconoce fronteras. La coca cultivada en un país se procesa en otro, para venderse en un tercero. En el medio el tráfico propiamente dicho atraviesa distintos Estados. Las bandas operan transnacionalmente. Al no poder reconocerse si la amenaza proviene del interior o del exterior, hay autores y dirigentes políticos que piensan que sería necesario involucrar a las Fuerzas Armadas en su combate”, indica Tripolone.
Sin embargo, afirma que el impacto de las amenazas desterritorializadas en Argentina es menor que en otros países. “El último atentado sufrido fue el de la AMIA y, en cuanto al narcotráfico, el problema no es tan grande como en otros lugares. Esto no implica que haya que desentenderse de esos temas, pero sí tomarlos en su justa medida”, resalta.
Tripolone señala que agrandar los problemas suele ser una táctica para justificar ciertas medidas, como la intervención de las Fuerzas Armadas en estas amenazas. “Esto tiene dos problemas: el primero es el pasado del país, por lo cual se traduce en el temor de que la intervención de las Fuerzas de Armadas nos retrotraiga a situaciones vividas en el siglo XX durante las dictaduras militares y sus violaciones a los derechos humanos. En segundo lugar, la disfuncionalidad que se produce en las Instituciones si se les asigna funciones para las cuales no han sido creadas. Es decir, las amenazas a la seguridad interior las tienen que aplacar las Fuerzas de Seguridad, no el Ejército, la Marina o la Fuerza Aérea”, sostiene. En este sentido, explica que las Fuerzas Armadas tienen una función principal para la cual dedican su formación y entrenamiento, que es la defensa ante ataques exteriores provenientes de otros Estados. Y tienen tareas secundarias: misiones de paz, ayuda a la comunidad ante catástrofes naturales y, en casos excepcionales, apoyo a fuerzas de seguridad.
“¿Por qué se colocaría una fuerza no preparada para perseguir amenazas internas como el narcotráfico? Claramente por la disfuncionalidad de las fuerzas de seguridad, un problema serio. Esto ocurre en todas las instituciones. Por ejemplo, si una secretaría no funciona, se coloca otra en su lugar y se le designan las funciones que la otra no cumplía. Pues bien, ante la ineficacia de las fuerzas policiales provinciales y federales, lo que viene sucediendo desde hace tiempo es colocar a la Gendarmería, cuya función es cuidar la frontera, o Prefectura Naval, que debe patrullar ríos y mares, para que se ocupen de seguridad de barrios o repriman protestas sociales. Esta participación se le otorgó Gerardo Tripolone 1a raíz del desprestigio que sufren las fuerzas policiales”, remarca el investigador.
“Lo que está sucediendo actualmente –continúa-, es que Gendarmería está perdiendo la cuota de prestigio que mantenía antes, sobre todo frente a casos como el de Santiago Maldonado. Una vez que la Gendarmería tampoco sea funcional, ¿se van a involucrar a las Fuerzas Armadas? Su intervención violaría la legislación nacional”. //

 

Gerardo Tripolone – Abogado, becario doctoral de CONICET y profesor de Derecho Constitucional de la Facultad de Ciencias Sociales – UNSJ. Su propuesta de trabajo para su beca Posdoctoral es estudiar la Defensa Nacional y Seguridad Interior en la legislación Argentina.

 

Imagen de portada: El combate contra el narcotráfico es una misión secundaria para las Fuerzas Armadas. Imagen: G. Tripolone.


octubre/73, edición Nº 34, Año V, septiembre de 2017