La relevancia de los estudios universitarios

Escribe: Dr. Ing. Oscar Nasisi – Rector de la UNSJ

Editorial
Desde hace meses, desde los medios de comunicación hegemónicos arrecian opiniones que ponen en duda la relevancia de los estudios universitarios a la hora de conseguir trabajo. Expresiones como “¿Vale la pena ir a la universidad?” instalan una opinión de descrédito de los estudios superiores, a lo que se suman las críticas sobre la creación de nuevas universidades y las publicaciones sobre rankings y estándares de calidad internacionales en los que la universidad pública siempre sale mal parada. Nada dicen estos estándares –lo hemos dicho hasta el cansancio- sobre las realidades diferentes de las instituciones educativas que ponen bajo la lupa.
A raíz de esto, de alguna manera es factible que pueda instalarse en el imaginario social la idea de que ser universitario no da más oportunidades de conseguir trabajo. Aquí es donde queremos fijar una posición clara: en primer lugar, no se puede generalizar. La realidad de las universidades chinas no es la misma que de las universidades canadienses y mucho menos de las argentinas. En segundo lugar, la afirmación que sirvió de fundamento a estos artículos periodísticos refiere a la dificultad que conlleva preparar hoy a profesionales para trabajos que se requerirán dentro de cinco o diez años. En otras palabras, deberíamos estar formando hoy a quienes van a ser necesarios para trabajos que todavía no existen.
En este sentido y contrario a lo que afirman estas publicaciones, estoy convencido de que la universidad es el lugar más apropiado para preparar para este tipo de desafíos. A diferencia de los entrenamientos técnicos propiamente dichos, que por supuesto son necesarios, la universidad proporciona al joven una mirada abarcadora y plural, universal –como su nombre lo indica- y lo contiene en un ámbito donde todas las ideas son respetadas y escuchadas. Esto, sin duda alguna, es un ambiente mucho más propicio para los desafíos que vienen, ya que predispone al debate, a la discusión, al pensamiento y a la reflexión, seguidos de la necesaria acción que el mundo de hoy reclama. La universidad, en síntesis, enseña a pensar, a debatir y consensuar, a considerar al otro como parte de un todo que es la sociedad y no como el engranaje de una maquinaria.
Lejos de suponer que ir a la universidad no vale la pena, estamos convencidos de que estudiar vale el esfuerzo. Un esfuerzo que se sustenta no sólo con la tarea individual de quien decide cursar una carrera, sino de su familia y de toda la comunidad, que aporta y contribuye al sostenimiento de una educación pública y gratuita. En este camino estamos empeñados, con los fines que nuestro estatuto establece y que pueden resumirse en uno solo: la formación de un hombre libre, en una sociedad auténticamente democrática, centrada en ideales de independencia y participación. //

 


octubre/73, Edición Nº 35,  Año V, noviembre de 2017 – UNSJ