Automatización de ambientes para ayudar a personas con discapacidad
[TECNOLOGÍA MÉDICA] Automatización de ambientes para ayudar a personas con discapacidad SICAA (Sistema Integrado de Control y Automatización Asistida) es un método capaz de dar asistencia domiciliaria a personas con discapacidad para manejarse en su entorno. Es un proyecto realizado entre la Universidad Nacional de San Juan y la Universidad Tecnológica Nacional.
Por Belén Ceballos
SICAA (Sistema Integrado de Control y Automatización Asistida) es un sistema accesible mediante interfaces acordes a las capacidades residuales del paciente. En este caso tiene una interfaz basada en la visión. SICAA es un proyecto innovador y de gran transferencia social realizado en conjunto entre la Universidad Nacional de San Juan y la Facultad Regional de San Nicolás de la Universidad Tecnológica Nacional.
“Una persona postrada pierde todo tipo de independencia y necesita de la ayuda de otro”, describe Natalia López, bioingeniera y directora del proyecto en la UNSJ. Por eso la idea fue automatizar un ambiente a bajo costo donde la persona pueda comandar sus movimientos deseados. Para ello diseñaron un hardware y un software iconográfico, con el fin de que el paciente pudiera usar interfaces de acceso a una computadora personal, como la Interfaz Basada en Electroculograma, (EOG) y Electromiograma (EMG); Interfaz basada en Visión (VBI); y Comando Nintendo Wii.
Por otra parte, este software tiene un comando de llamado a la/el enfermera/o, luminoso y sonoro, que consiste en una alarma que le avisa que el paciente requiere su atención. La/el profesional puede desactivar el aviso al llegar al lugar. Además, tiene un control para ver el diario, los mensajes en el teléfono y manejar los electrodomésticos. “Apuntamos a ayudar psicológicamente a las personas que por alguna discapacidad no pueden mover su cuerpo. Por lo tanto, que ellos a través de la mirada puedan encender el microondas y calentarse la comida o calentársela a un familiar, es muy gratificante y les ayuda a abandonar la idea de que son incapaces de conectarse con los demás”, señala Natalia López.
Para que todo este sistema funcione se equipa la casa con sensores colocados a través de un cableado o de forma inalámbrica. Además, hay una computadora notebook configurada que permanece cerrada. Así lo determinó el equipo de trabajo para evitar que cualquier persona pueda desconfigurarla.
Frente a la persona acostada hay una pantalla de alrededor de 40 pulgadas que le muestra distintos dibujos (de enfermera, lámparas de luz, electrodomésticos, que responden al sistema configurado). Así, si el paciente quiere llamar a la enfermera con lo que pueda mover (ojos, manos, cabeza) mira hacia la pantalla o acciona un comando y automáticamente la enfermera recibe el aviso para visitar a esa persona.
“Si bien hay muchos sistemas de domótica, lo novedoso de este es que está adaptado para que personas con discapacidades severas o adultos mayores con alguna patología como cáncer o diabetes -que no los deja moverse- puedan acceder al control del ambiente y no dependan exclusivamente de la presencia de otra persona”, puntualiza López.
Este sistema se llamó SICAA (Sistema Integrado de Control y Automatización Asistida), luego diseñaron el SICAA COM (Sistema Integrado de Control y Automatización Asistida de Comunicación) para personas con discapacidades severas que pueden o no presentar deterioros cognitivos y permite su evaluación.
Luego, uno de los integrantes del grupo desarrolló el SICAA KID´S (Sistema Integrado de Control y Automatización Asistida para niños), para ayudar a chicos con autismo. Por ello, diseñaron un software con un entorno de habitación infantil en la que los niños pueden ver a través de dibujos en una pantalla cuentos relatados por las voces de sus padres o los médicos, psicólogos, etc., que los atienden.
Finalmente, luego de dos años de trabajo se adaptó este sistema de domótica a adultos mayores que viven solos en sus casas o están en situación de vulnerabilidad. Aquí se integró el control domiciliario, explicado anteriormente, y desde hace un año desarrollan sensores vestibles (adheridos a la ropa o a la piel). Son inalámbricos y la información se transmite a una computadora. Estos sensores además miden la frecuencia cardíaca y respiratoria, la oximetría de pulso y tiene un micrófono en el cual se encuentra el sistema de detección de dos emociones: tristeza y alegría. Por lo tanto, mide cuánto habla por día el paciente y, si no hablara, detecta que está triste y dará aviso a algún familiar. Además, también este sensor emite música según el estado de ánimo de la persona.
Este sistema posee sensores inerciales que miden cuánto se mueve la persona, si se levanta o se sienta. Esto es para medir el grado de actividad y avisa en caso de que la persona sufriera alguna caída. Además, tiene sensores de humo y gas, que se activan en caso de algún accidente.
El equipo de investigación pudo equipar una sala y continuar avanzando en esta temática, gracias al financiamiento recibido de ambas instituciones, la UNSJ y la UTN – Regional de San Nicolás. //
Este trabajo es un proyecto elaborado en conjunto entre la Universidad Nacional de San Juan y la Universidad Tecnológica Nacional. El proyecto empezó en 2011 con el desarrollo de un sistema de domótica (automatización de un ambiente), pensado para asistir en sus domicilios a personas con discapacidad severa. Las doctoras Natalia López y Elisa Pérez y la bioingeniera Paola Bustamente son las investigadoras del GATEME (Gabinete de Tecnología Médica) de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ, que están al frente de este sistema. Lo hacen junto a los ingenieros Sergio Ponce y Martín Roberti, y los alumnos David Piccinini, Alexis Sparapani, Sofía Avetta, Nicolás Andino y Camilo García, del GADIB (Grupo de Análisis, Desarrollos e Investigaciones Biomédicas) de la Facultad Regional San Nicolás, Universidad Tecnológica Nacional.
octubre/73, Edición Nº 36, Año V, diciembre de 2017 – UNSJ