La belleza del desierto es que esconde algun pozo de agua

El estudio sobre qué hay debajo del suelo provincial es un tema muy explorado por los ingenieros de la UNSJ, en especial en relación al agua subterránea.

Por Belén Ceballos

El Valle de Tulum se encuentra rellenado por materiales pétreos y rocas sedimentarias del periodo Cuaternario y del Terciario respectivamente. Contiene un reservorio o cuenca de agua subterránea de unos 3.700 Km2, con acuíferos libres, semiconfinados y confinados según las condiciones geológicas del subsuelo. A este se le suman los acuíferos del Valle de Calingasta, Ullum-Zonda, Valle de Jáchal, Valle Fértil, Pampa de Hualilan y los de la Zona de Pedernal-Acequión. Los acuíferos son formaciones geológicas, en general cuaternarias, que tienen la capacidad de almacenar agua y permitir que ésta se mueva, a través de sus poros, por debajo de la tierra.
Tanto las aguas superficiales como las subterráneas son utilizadas por las personas con distintos fines según el tipo de actividad que se realice. Un tema que ha preocupado mucho a la provincia, tiene que ver con la falta de agua producto de las bajas precipitaciones nivales de los últimos años. Al respecto, el ingeniero Gerardo Salvioli, director del Centro Regional de Agua Subterránea y profesor titular de las cátedras “Hidrología, riego y drenaje” y “Estudios hidrológicos” de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ, explicó que en estos últimos 6 años las precipitaciones han sido bajas respecto de la media y hubo un derrame por debajo de los niveles medios. Esto se tradujo en una muy baja recarga del Río San Juan, lo cual repercutió en el acuífero del Valle de Tulúm. Este acuífero se recarga por la infiltración en el cauce que se produce agua abajo entre el Dique de Ullum y el puente de Albardón. Es decir, cuando circula agua en ese tramo del cauce, esa agua se infiltra y eso va a parar a la recarga del acuífero. Desde el 2010 a la fecha, han sido años de bajas precipitaciones, por lo tanto casi no ha habido escurrimiento en esa zona, lo cual preocupó ya que la reservas de aguas no llegaban a recargarse según los niveles que se necesitaba. Sin embargo, las expectativas para este nuevo año hidrológico son positivas, ya que las precipitaciones nivales han sido importantes en cuanto a la cantidad y se estima que el derrame será superior al de los últimos años. Esto permitirá que la recarga sea mayor, y junto a ello se atenuarán mucho los niveles de descenso que se produjeron en los últimos años, que en algunas zonas, como por ejemplo el Valle Ullum-Zonda, fue importante.


Las ingenieras Civiles Silvia Mérida, del Instituto Nacional del Agua y Centro Regional de Agua Subterránea y Liliana Tores, del Departamento de Hidráulica de la provincia, realizaron un trabajo de investigación en el que buscaron determinar el riesgo de contaminación producido por las industrias y los vertederos de residuos sólidos sobre las aguas subterráneas del Valle de Tulúm. Los resultados a los que llegaron apuntan a que las zonas de desarrollo urbano son las más amenazadas en términos de contaminación, con respecto a las zonas eminentemente agrícolas. Por lo tanto, la propuesta es que frente a la gran densidad de perforaciones e industrias ubicadas al este de la ciudad de San Juan y que tienen riesgo, de grado moderado a alto, es necesario un estudio más profundo sobre el área de captación de cada perforación, la incidencia del efluente sobre estas áreas y la posibilidad de reducir o eliminar la carga contaminante.