Un verdadero muestrario de fósiles

“Nuestro subsuelo es un paraíso paleontológico”, dice el especialista Ricardo Martínez. Además, habla de “la perla actual” del sureste provincial, que ya tiene nombre: “Quebrada del Puma”, allí donde hubo reptiles voladores.

Por Fabián Rojas

Ricardo Martínez, paleontólogo del Instituto y Museo de Ciencias Naturales de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, sostiene que en la provincia de San Juan están todos los periodos geológicos representados con formas de vida que hubo en ellos. “Tenemos del Cámbrico, Ordovícico, Silúrico, Devónico, Carbonífero, del Pérmico tal vez no hay fósiles pero sí rocas de esa edad; tenemos del Triásico, del Jurásico, del Cretácico y hay muestras del Terciario. O sea que nuestro subsuelo es un paraíso paleontológico, donde se hallaron muchos restos fósiles y muchos aún permanecen allí”, dice.

El sitio de los reptiles voladores

En este escenario, no hace mucho fue noticia un hallazgo relativamente reciente de otro sitio de invalorable riqueza paleontológica. “Hoy la perla que tenemos es el yacimiento ubicado más allá de Marayes, en Balde de Leyes, y ya le pusimos un nombre a la zona: Quebrada del Puma”, cuenta Martínez. La denominación de ese sitio obedece a que este paleontólogo junto a otros investigadores encontraron allí huellas de pisadas de pumas. “Lo que hay en este yacimiento es totalmente nuevo en cuanto a fauna originaria de los finales del Periodo Triásico”, valora el especialista. Uno de los hallazgos más importantes en aquel lugar fue restos fósiles de pterosaurios, es decir, reptiles voladores “En nuestra última campaña encontramos fragmentos de un cráneo de pterosaurio que nos indica que su cabeza tenía unos 30 centímetros de diámetro, entonces el animal podría haber tenido dos metros de largo. No se conoce en otro lugar del mundo animales de estos tan grandes”, afirma. Pero además allí fueron hallados fósiles de tortugas, de saurópodos (aquellos animales grandes y de cuellos largos), de dinosauromorfos (antecesores de dinosaurios) conviviendo con dinosaurios, de esfenodontes, que eran reptiles muy comunes en el Triásico, en el Jurásico y parte del Cretácico bajo. “Lo que encontramos en ese sitio rompe esquemas. Por ejemplo los esfenodontes tenían normalmente una cabeza de dos centímetros de diámetro, y este que encontramos tiene una cabeza de doce centímetros”, comenta Martínez.