Re – evolución posible

Ingeniería Agronómica de la UNSJ y el INTA trabajan propuestas para la agricultura, en una apuesta a un nuevo paradigma. La escasez hídrica en San Juan y los precios del mercado lógicamente afectan al sector, pero también se traducen como generadores de oportunidades de cambios. Es en ese contexto que los
especialistas promueven la necesidad de reforzar innovaciones incorporadas y alientan otras, siempre con políticas de Estado presentes.

Por Fabián Rojas y Susana Roldán
Ilustran esta nota, fotogafías de Federico Levato

Desde hace unos años, por el Río San Juan fluye escasa agua y se utilizan frecuentemente los pocos pozos en funcionamiento de Zonda como alternativa de riego agrícola. Así, en un contexto de precios bajos en el mercado para los productos de la tierra, la crisis hídrica se tonifica aún más. De todos modos, y pese a ese diagnóstico desfavorable, expertos de la Universidad Nacional de San Juan no niegan hoy la existencia de una suerte de aggiornamiento en las actividades de la agricultura local, aunque, según ellos, esa evolución requiere de un empuje más: “Una suerte de re-evolución es posible. Los desafíos hoy pasan por cuidar el agua y la tierra y se deben popularizar los buenos usos; hay que educar en la escasez y se deben extender los riegos presurizados. En San Juan hay alrededor de un 30 por ciento de productores con ese tipo de riego”, dice Estela Polegritti, jefa del Departamento de Ingeniería Agronómica de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNSJ.
“A los profesionales e investigadores del INTA hay que sumar las Universidades, sector educativo, productores, asociaciones de productores, gobiernos locales, ONGs y todo organismo que pueda aportar para mejorar un sector que todavía puede aportar mucho a la sociedad sanjuanina”, afirma, ante una consulta de octubre/73, Marcelo Alós, ministro de Producción y Desarrollo Económico de la Provincia. Justamente, el INTA y el Departamento de Ingeniería Agronómica de la FI conforman una Unidad Integrada, y muchos profesionales de la UNSJ investigan en ese Instituto nacional. De esa manera, y en ese marco institucional, profesionales de la UNSJ-INTA han elaborado un plan sistémico que contiene varios ejes, el cual empieza por la vitivinicultura y puede extenderse al resto del agro.

Mecanización y tercerización de servicios

Los ingenieros de la UNSJ-INTA sostienen que la nueva vitivinicultura debe enfocarse a la mecanización integral, esto es, “la sustitución de trabajo por capital en las tareas que requieren mayor cantidad de mano de obra, como la poda y la cosecha, para así aumentar la productividad del trabajo”. En este punto aclaran que esa sustitución no debe implicar desempleo, porque un paradigma sistémico de modernización debe contemplar la empleabilidad de los trabajadores. Explican que una nueva organización del trabajo a partir de prestadores de servicios para la agricultura sanjuanina es un factor clave para que los actuales trabajadores rurales se capaciten y constituyan esas empresas de servicios. “El actual esquema de trabajo basado en el empleo informal, ocasional e inhumano debe ser sustituido por otro basado en el empleo calificado, en el cual los trabajadores rurales sean la base constitutiva de las empresas prestadoras de servicios”, refieren los ingenieros Maximiliano Battistella y Omar Miranda de la UNSJ e INTA San Juan.

olivo 1cMercado y políticas públicas

Los especialistas afirman que en la actualidad la distribución del ingreso a lo largo de la cadena vitivinícola crece en asimetría. Los productores reciben en términos reales cada vez menos dinero por cada kilogramo de uva cosechada. En el otro extremo, los consumidores pagan cada vez más por cada litro de vino comprado en las góndolas. Hacia el interior de la cadena existen actores con un gran poder de negociación y con posiciones dominantes en el mercado. Ellos –dicen- tienen la capacidad de actuar sobre los precios y mejorar sus ingresos por la falta de regulación en la forma de distribución de los excedentes. “Es necesaria una acción fuerte de las autoridades nacionales para mejorar la distribución de la renta entre todos los eslabones que forman parte de la cadena vitivinícola”, reclaman.

El riego

“El uso de sistemas de riego presurizado, el cambio en las formas de acción colectiva de los regantes y las innovaciones en relación al almacenamiento y distribución del agua para riego y una red de energía eléctrica acorde con la demanda del riego agrícola son claves para una nueva vitivinicultura”, indica el plan UNSJ-INTA. En tanto, Estela Polegritti sugiere que la idea es tratar al minifundista como a un latifundista, “y eso se logra agrupándolos; por eso se deben favorecer las agrupaciones de productores, para que tengan una gran superficie regada por un único sistema de riego presurizado”.

Algo más que el agua

Pese a la escasez de agua que, aunque recurrente, hoy azota fuerte a San Juan, la agricultura requiere de algo más que el uso eficiente y localizado de ese elemento vital. “Un nuevo paradigma implica abandonar cuestiones rígidas, mandatos y tradición”, dice Omar Miranda, aunque agrega que lo de la tradición, como parte del ADN de la agricultura, “es bueno como estrategia para vender el producto, pero no para la producción”. Pero hay evoluciones dentro de la tradición: “Las familias antes cambiaban de posta de una generación a otra con el azadón y la pala, y era igual plantar chaucha o uva. Ahora tal vez es el abuelo quien sugiere plantar tomates peritas, pero el productor de campo se asesora sobre cómo hacer el trabajo”, asegura Polegritti.

Acción organizada

De esta manera, al hablar de nuevo paradigma puede decirse de él que es el fruto de una acción política organizada, la que debe tener lugar para hacer más competitiva la actividad en un contexto de sustentabilidad ambiental y equidad en la distribución de los ingresos generados. Y para esto se apela al Estado. “Cuando decimos ‘el Estado’, nos referimos al poder político y los organismos técnicos que tienen como misión trabajar por el desarrollo equitativo de los territorios y de los distintos sectores de la economía”, afirman los profesionales.

Según el INDEC, las principales provincias por su participación en el sistema de riego localizado son:
La Rioja 19,7 %
Mendoza 18 %
San Juan 17,5 %


El secano también existe

En la árida geografía sanjuanina persisten las tensiones y disputas alrededor del acceso, manejo y distribución del agua, con asimetrías entre el oasis y el secano. Investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ ilustran esta situación con un estudio en el sitio Ramsar Lagunas de Guanacache, en 25 de Mayo. En 2013 realizaron un trabajo con la comunidad de El Rincón para analizar el estado del agua destinada al consumo humano y a actividades productivas. “Es notable que sólo a partir de los valores de conductividad eléctrica tomados a campo, puede inferirse que las fuentes que utilizan (perforación, pozo balde y río) no son aptas para las tres actividades locales: consumo familiar, agricultura y ganadería”, alerta Mariana Martinelli, doctora en Ciencias Biológicas, investigadora del INTA y profesora en aquella Facultad de la UNSJ. La profesional remarca que allí, para consumo humano del agua, la comunidad cuenta con “el viaje”, una carga mensual de ese líquido a cada puesto por parte de la municipalidad, que no alcanza a cubrir los 150 litros mínimos por persona por día establecidos por la Organización Mundial de la Salud. Y agrega que la situación de escasez hídrica que viven los pobladores de esa zona “es profunda, algo que es similar en todo el árido sanjuanino”. Ante ello, subraya la necesidad de una mirada integral al problema del agua, que contemple la demanda del oasis y del secano al mismo tiempo, que considere los servicios que brindan los ecosistemas naturales y ponga en valor los recursos naturales desde una perspectiva de sustentabilidad. “Poco a poco se avanza en este sentido”, dice.
Justamente, sobre la preservación de los ecosistemas naturales versa la Ley 26.331, “Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos”, que instala en las agendas institucionales la problemática del estado de conservación de las masas forestales en Argentina. Además, el proyecto “Manejo sustentable y participativo de los bosques nativos en el Valle del Bermejo”, dirigido por el ingeniero Ola Karlin, desde el Departamento de Biología (FCEFN), permitió registrar los usos históricos y actuales del bosque y su estado en la zona de Bermejo. “El proyecto impacta en la formación de profesionales desde estas perspectivas de conservación y manejo sustentable de los bosques, y los inserta en las problemáticas del secano de San Juan”, concluye Martinelli.


Preguntas sobre trabajo rural

Gabriela Tomsig es licenciada y profesora en Sociología y está realizando la maestría en Sociología de la Agricultura Latinoamericana, con tesis orientada al mercado de trabajo rural. Trabaja como consultora en el componente de Asistencia Técnica y Capacitación en dos proyectos de riego de PROSAP. Como graduada, es adscripta en el proyecto “Condiciones del Empleo Rural de los trabajadores de los Diferimientos Impositivos, en los departamentos sanjuaninos de Zonda y Ullum”, dirigido por la magíster Clara de la Vega, en el Instituto de Investigaciones Socioeconómicas de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ.
Desde este rol, evaluó el mercado del trabajo rural en la provincia y los cambios y desafíos a los que se enfrenta.

-¿Cómo es la situación de los trabajadores rurales en San Juan? ¿Hay algún sector que esté mejor o peor que otro? ¿Por qué?
-El mercado de trabajo rural en la provincia es un espacio social complejo, marcado por ciertas problemáticas como la registración, los beneficios sociales, las condiciones de trabajo, los salarios y la situación actual del sector productivo local. Si bien existen políticas e instituciones orientadas hacia estos trabajadores, su situación continúa presentando irregularidades. Asimismo se observa una pluriinserción laboral y una pluriactividad, que implican amplias trayectorias laborales, pero casi siempre en las mismas condiciones. A lo largo de sus trayectorias, estos trabajadores optan por aceptar lo que se les plantea en diferentes empleos, y a lo largo del tiempo se van “acomodando” y acostumbrando a estas situaciones, desarrollando estrategias que les permitan hacer más llevaderas las situaciones y ser nuevamente contratados. Así planteadas las condiciones laborales, poco a poco van naturalizando las pautas ilegales y precarias de trabajo.
Dentro de este espacio social se podría decir que no existen trabajadores rurales más favorecidos que otros, ya que la actividad rural se caracteriza por condiciones laborales precarias, estacionalidad laboral, inestabilidad económica y salarios bajos, en la mayor parte de los empleos.

-Esta situación ¿siempre fue así o cambió algo con el paso del tiempo? ¿En qué cambió y en qué se mantuvo?
-El mercado de trabajo rural sanjuanino es el resultado de un proceso de transformaciones en el cual se han ido conjugando y transformando las condiciones locales de producción, las características que asume la disponibilidad de mano de obra y de las modalidades de contratación e incorporación de ésta en los grandes establecimientos y fincas incluyendo los agentes y mecanismos mediadores entre la demanda y oferta de trabajo estacional. De igual forma también van incidiendo sobre éste las decisiones políticas y económicas hacia el sector rural en general y la reconfiguración de la economía regional afectada por los agronegocios y la megaminería. Esto va impactando en la mano de obra rural y en cómo ésta se adecua a estos procesos.

-Así como a los productores se les pide un “cambio de cultura” del trabajo del campo ¿a los trabajadores también? ¿Qué deberían cambiar ellos?
-Existen ciertas tendencias que instan a cambios y que generalmente se orientan desde percepciones que dejan de lado las particularidades de los sujetos sociales agrarios y sus percepciones y sus estrategias de persistencia y permanencia en la actividad rural. De aquí que resulte menester destacar las diversas acciones que emprenden estos trabajadores, así como las diversas formas de asociación, formales o no, que se establecen como herramienta de negociación; la pluriactividad y la pluriinserción para sostener y reproducir ciclos productivos, que apuntan a una reproducción social en el tiempo; y que no se refieren a “ausencia de cambio”, sino a “estrategias de vida”.
Y desde esta perspectiva considero importante acompañar al sector rural en la construcción social de respuestas organizativas y de otras prácticas de movilización y participación social para lograr romper con este status quo entorno al mercado del trabajo rural.


Ficha
Fotografías de la muestra “Los códigos de la mirada”, expuesta en el Museo Franklin Rawson, en octubre de 2013, del fotógrafo Federico Levato, quien es además reportero gráfico, licenciado en Artes Visuales y docente del Departamento de Artes Visuales, de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes – UNSJ