Ciudadanos

En días clave para la democracia argentina, como los que vive la sociedad en vísperas de un ballotage presidencial, es atinado reivindicar y hablar de derechos, cuyos verdaderos ejercicios son los que construyen ciudadanos y trascienden el acto de ir hacia las urnas. Derechos a las expresiones culturales, derechos de las comunidades indígenas, de los artistas callejeros, de los jóvenes en las calles y de diversas minorías. A propósito, hubo una jornada de capacitación en la UNSJ para organizaciones sociales sobre derechos humanos y violencia institucional.

Por Belén Ceballos, Fabián Rojas y Susana Roldán

En la pasada edición Nº 66 de Revista la U, de la UNSJ, el investigador en Sociología Histórica, Waldo Ansaldi, señaló en una entrevista que “las democracias existentes en América Latina son instrumentales, en las cuales se vota periódicamente, nada más”. Lo decía en un contexto de diagnóstico en el que expresaba la necesidad de rescatar la idea de emancipación para los países de este continente. En ese afán emancipatorio, cierto es que en días clave para la democracia argentina -como lo son estos días previos a una segunda vuelta electoral para la definición presidencial en el mes que hoy comienza, y luego de elecciones para autoridades en varias provincias-, resulta atinado reivindicar derechos, cuyos verdaderos ejercicios son los que construyen ciudadanos y trascienden el acto de ir hacia las urnas. Este escenario de octava elección consecutiva de Presidente de la Nación desde el regreso de la democracia en 1983, es propicio para hablar también de vulneración de derechos. “La ciudadanía es el máximo de derechos conseguidos en un Estado”, contrapone ante este medio Dolores Córdoba, politóloga, docente y responsable del Programa de Derechos Humanos de la Escuela Industrial “Domingo F. Sarmiento” e integrante de la Coordinadora de Derechos Humanos de San Juan.

Una jornada para concientizar

Al cierre de esta edición de octubre/73, se realizaba en el Edificio Central de la UNSJ una “Jornada de concientización de derechos humanos y violencia institucional”, organizada por esa Coordinadora de DDHH, que en los últimos tiempos ha recibido denuncias de personas de violencia policial por diferentes causas, desde reuniones en el espacio público hasta por cuestiones de condición sexual. “Muchas personas han denunciado ante nosotros casos de apremios ilegales, abusos policiales, violaciones de domicilio, razzias policiales en Pocito, Rivadavia y Sarmiento. Hasta ahora hicimos acompañamiento de las víctimas, pero tenemos que empezar a profundizar de qué estamos hablando cuando hablamos de violencia institucional”, dijo, en la apertura de la Jornada, Horacio Rodríguez del Cid, abogado de la Coordinadora de DDHH y docente de la UNSJ. A su vez, Virginia Rodríguez, docente de esta casa de estudios e integrante de ese organismo de DDHH, sostuvo que uno de los principales problemas que aparecen ligados a la violencia policial es el Código de Faltas de la Provincia. “Nuestro objetivo es modificarlo”, afirmó. Y en un diálogo entre Rodríguez del Cid y el abogado Carlos Reiloba, defensor oficial, este último sostuvo: “En San Juan ha habido un crecimiento demográfico, pero lo cierto es que lo que más ha incrementado es la parte punitiva del Estado: mientras hoy existen 11 Fiscalías, sólo hay tres Defensorías”.

Dolores Córdoba, politóloga, docente y responsable del Programa de Derechos Humanos de la Escuela Industrial e integrante de la Coordinadora de Derechos Humanos de San Juan.
Dolores Córdoba, politóloga, docente y responsable del Programa de Derechos Humanos de la Escuela Industrial e integrante de la Coordinadora de Derechos Humanos de San Juan.

En declaraciones a este suplemento, Dolores Córdoba estima que ha habido un incremento de hechos de violencia policial desde los últimos dos años. “El recuerdo que yo tengo de cuando esto empezó fueron las razzias en Pocito. Algo que desde la dictadura no estaba presente en nuestras vidas, empezó allí a estar presente. Y por eso hace alrededor de un año empezaron a organizarse los artistas callejeros, las murgas, porque ellos son objetos privilegiados de las persecuciones policiales. Sin dudas hay una persecución al arte callejero”, sentencia.

Formación

El Programa de Derechos Humanos llevado adelante en la Escuela Industrial contiene un fundamento de peso. “Nosotros pensamos en brindar nociones de derechos humanos a través de programas, porque en el contexto de la educación tan formal que tiene este país es a veces difícil entrar sino es a través de programas especiales. Estos programas permiten mayor flexibilidad que el hecho de estudiar sólo memorísticamente, para zafar en una prueba. La idea es que no sólo se formen técnicos o bachilleres sino ciudadanos, y ciudadanos críticos”, apunta Córdoba. En este sentido de la educación, Javier Gil, filósofo de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes (FFHA), sostiene que “el derecho no tiene que ver con una materia en la escuela, tiene que ver con algo mucho más amplio”. El profesional subraya que los derechos “no son naturales, lo importante de los derechos es que son conquistas que se logran, de allí la importancia de la militancia, la lucha y la resistencia”. Por ello, Javier Gil resalta que “hay que pensar la educación desde todos estos supuestos, hay que pensarla desde otro lugar, los derechos deben ser un modo de estar en la escuela, hacer con eso una visión más integral y no reducirlo a una cátedra”.

Javier Gil, filósofo y secretario de Asuntos Estudiantiles de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes.
Javier Gil, filósofo y secretario de Asuntos Estudiantiles de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes.

En los tiempos actuales, la realidad indica que cuando se piensa en educación es necesario llamar a todos los actores: de nivel inicial, la primaria, la secundaria y la universidad. “Yo como docente he tenido la posibilidad de pasar desde el nivel inicial hasta la Universidad de Adultos Mayores, y es muy notorio cómo en el nivel inicial la noción de cuerpo está presente; luego, a medida que el niño va avanzando se va despegando de ese cuerpo y empieza a considerarse solamente su cabeza”, comenta Javier Gil. Y continúa: “Allí se le dice: la libertad es tal cosa, quedate ahí sentado y yo te explico lo que es la libertad. Hay un proceso de separación de la totalidad del ser humano y luego todo se reduce a una cuestión conceptual. En la Facultad de Filosofía hay líneas que están trabajando la tensión entre el proyecto moderno, que es instrumental, y uno nuevo en educación. Y no se trata de romper un sistema y proponer otro, sino de generar tensiones. En la Facultad se están repensando los planes de estudios, y ese sólo hecho ya habla de que no es posible cerrarse a los cambios”.
Carlos Cullen, filósofo de la Educación de la Universidad de Buenos Aires, quien visitó hace días la FFHA, no duda en que luego de la noche oscura de la última dictadura militar, la educación ha avanzado en derechos, aunque resta mucho camino por recorrer. Y en cuanto a inclusión educativa, condena el hecho de que eso de incluir traiga aparejado dudar sobre la calidad. “Muchos suponen mal que por abrir la escuela a todos, perdemos calidad. El discurso de muchas escuelas de administración privada suele estar ligado a esto. Es el famoso tema de masividad versus calidad. Se crea una idea elitista”.

Carlos Cullen, filósofo de la Educación de la Universidad de Buenos Aires.
Carlos Cullen, filósofo de la Educación de la Universidad de Buenos Aires.

Atravesados por todas las luchas

En noviembre se cumple un nuevo aniversario de la sanción de Ley 26.160, de posesión y propiedad de tierras; se conmemoró otro 11 de Octubre, y las comunidades de pueblos originarios de la provincia de San Juan siguen luchando para lograr el pleno reconocimiento de sus derechos.
Tierra y agua son fundamentales pero, sin educación, aquellas dos no tienen sentido. Lo importante es que para potenciar la reivindicación de los pueblos originarios, hay que modificar la matriz colonizadora de la pedagogía tradicional y, para ello, la modalidad de la EIB (Educación Intercultural Bilingüe) tiene un rol fundamental, sostienen especialistas de la UNSJ. Sin embargo, aclaran, es necesario que sea interpretada adecuadamente, lo que significa no mantener una visión aislada de contenidos culturales que pueden ser folklorizados o como un barniz escenográfico de la identidad indígena, sino como contenidos transversales que impliquen una formación de los estudiantes en su cultura y en la cultura de la sociedad estatal y nacional actual. En caso contrario, los investigadores argumentan que se van a profundizar conocimientos sobre las prácticas culturales vigentes, los cuales no son transversales, como el conocimiento de hierbas medicinales, sus usos, los tintes naturales, las técnicas de la textilería indígena o las técnicas del manejo del ganado.
En este sentido, desde el Programa Universitario de Asuntos Indígenas (PUAI) se ha vuelto a articular con el área de la modalidad de EIB del Gobierno de San Juan, y se están dictando capacitaciones conjuntas con esa área y los referentes de las comunidades. Hasta la fecha, se han realizado dos capacitaciones: la primera se dio en Sarmiento y la segunda en 25 de Mayo. Las líneas con las que se trabajaron fueron identidad, diversidad, interculturalidad, cultura y patrimonio. Restan realizar dos capacitaciones, una en Caucete y otra en Valle Fértil. Los departamentos fueron elegidos en base a la presión demográfica de los pueblos huarpe y diaguita.
“La educación debe ser pluriétnica, ya que nuestra Constitución así lo establece en el Artículo 75 inciso 17. Por lo tanto, el país se reconoce pluriétnico, lo que significa que todos los pueblos deben ser respetados en cuanto a su cultura y cosmovisión. En este sentido se está avanzando, ya que de a poco empieza a tener protagonismo una forma descolonizadora de aprender y enseñar respecto de las raíces culturales de los pueblos indígenas de la Argentina”, expresa Olga Rodríguez, directora del PUAI.

Pecne tao

Con respecto a la problemática territorial, la Ley 26.160, que establece declarar la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras (tierra: pecne tao, en lengua materna huarpe, según Argentina Quiroga, referente de ese pueblo indígena) que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas del país, fue sancionada en noviembre de 2006 y no resultó totalmente eficaz. Olga Rodríguez explicó que, al momento de trabajar con el relevamiento territorial, que es la puerta de inicio para la devolución de los terrenos, surgieron trabas que demoraron la tarea, lo cual hizo que hasta la fecha no se haya completado el relevamiento. En el caso de San Juan, sólo cuatro comunidades han obtenido el reconocimiento sobre las tierras, cuando en realidad hay 13 en la provincia.

 Olga Rodríguez y Alejandro Zalazar, miembros del PUAI, Programa de Asuntos Indígenas de la FFHA.
Olga Rodríguez y Alejandro Zalazar, miembros del PUAI, Programa de Asuntos Indígenas de la FFHA.

Desde la perspectiva del PUAI, una de las falencias principales de esta legislación tiene que ver con la forma de trabajo adoptada por el Estado nacional. En este sentido, el problema tiene que ver con el reconocimiento de estas comunidades originarias por parte del INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas). Si no tienen personería jurídica, estas comunidades no pueden acceder al pedido de control de las tierras, por lo tanto se entra en un círculo vicioso en el que sólo dos o tres comunidades son las que tienen posibilidades de acceder. Además, esto tiene que ver con una cuestión estatal que se traduce en negación, ya que perder las tierras fiscales significa desperdiciar tierras productivas que pueden ser vendidas a extranjeros o personas del mismo territorio nacional. “Por lo tanto, este es un trabajo que el Estado hoy debe hacer, ya que es una deuda pendiente con las comunidades indígenas de toda la Argentina. La cantidad de dinero que se ha invertido al servicio de las organizaciones y las universidades que han realizado relevamiento, significó una gran pérdida ya que no se terminó con el relevamiento que había sido pautado”, dice Olga Rodríguez.

Ko

El acceso al agua (agua: ko, en lengua materna huarpe) es un derecho humano. Sin embargo, este es otro punto de agenda en cuanto a las luchas que afrontan todos los días las comunidades originarias. Rodríguez explica que el Gobierno provincial junto con el Departamento de Hidráulica de la Provincia, tienen establecida una dosis hídrica para el canal 4, que es el que corresponde al territorio Huarpe de la zona de Huanacache, y está cercado por diferimientos, por lo tanto el agua queda retenida en ellos cuando va hacia la zona.
La otra posibilidad de agua que tienen es la del Río San Juan pero ya ni siquiera llega y la que les toca va muy contaminada, y ni los animales pueden consumirla. Además, tanto el agua como el suelo tienen un alto contenido de arsénico, por lo que las napas también están contaminadas. Por otra parte, el clima semidesértico de la zona hace que padezcan una gran sequía que dura hasta noviembre-diciembre, cuando empiezan las lluvias, período que se extiende hasta febrero-marzo. Esto repercute tanto para consumo humano como para animales. Por la falta de preocupación estatal, los pueblos están sometidos a buscar fondos por donde sea para hacer pozos, o esperar que los diferimientos les permitan sacar agua. Esto sumado al traslado del agua hasta la comunidad, para lo cual deben contar con algún transporte.
Si bien los avances en educación son significativos, resta mejorar mucho en el reconocimiento de otros derechos. La historia de los pueblos siempre ha estado atravesada por luchas en pos de lograr la visibilización de sus problemáticas.

Derecho a la cultura, igualdad de oportunidades

Miguel Angel Scebba
Miguel Angel Scebba, docente de Piano de la Escuela de Música de la FFHA.

Ya en 2001, la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural sostenía que uno de los elementos fundamentales para proteger el derecho a la diversidad cultural es el acceso igualitario a la cultura y a la educación artística. En Argentina no siempre este derecho fue respetado, sobre todo cuando gobiernos de neto corte neoliberal declararon poco menos que prescindible a la educación artística en las escuelas secundarias, limitando al mínimo su participación en la currícula. Casi como se hizo con la educación técnica, literalmente dinamitada durante el gobierno de Carlos Menem, la educación artística fue sumida en un rango inferior entre los saberes necesarios para un estudiante de nivel medio.
Miguel Angel Scebba, docente de Piano de la Escuela de Música de la FFHA, reflexiona sobre la situación actual de la educación artística y su desigual evolución en distintas regiones del país. “Para nada es de ciencia ficción hablar de un derecho a la educación en el arte. En realidad, yo creo que es parte del derecho a la educación. No hay manera de separarlo o hacerlo selectivo, como si unos tuvieran derecho a ser alfabetizados, otros a estudiar matemática y otros a estudiar artes. El derecho a la educación tiene que ser universal e inclusivo en todo sentido”, refiere el docente.
Sobre cómo se enfocó la educación artística en el país, explica que “Argentina no es un bloque en esto. Hay provincias donde la educación artística funciona mejor y en otras peor. En Buenos Aires, por ejemplo, hicieron un desastre con la educación musical y en San Juan fue al revés. Pongo este ejemplo: se sabe que la educación musical es algo que debe comenzar temprano en la vida. En Buenos Aires funcionaba el Conservatorio Nacional Carlos López Buchardo, fundado en 1924, que en algunas épocas funcionó mejor que en otras, es cierto, pero poco a poco llegó a tener una buena estructura para la educación musical, ya que se podía empezar desde chico a estudiar música. De repente, en la época de Menem, esto dejó de funcionar así. Simplemente al convertirse en parte del IUNA, se dejó de sostener la etapa de conservatorio y el Estado nacional se desprendió de eso y lo municipalizó. A mi criterio esto fue perjudicial porque a los docentes les pagan poco, tienen una estructura de escuela primaria y con malas condiciones. Es decir que el IUNA se quedó sin un ciclo de preparación básica. En San Juan ocurrió al revés. Recuerdo haber participado en la iniciativa de bajar la edad de los chicos para empezar los estudios de música y eso es muy bueno”, relata.
En cuanto a la inclusión de la educación artística en la escolarización, Scebba consideró que “es absolutamente necesaria para todos. Lamentablemente, esto está en crisis en todo el mundo, no sólo en la Argentina. Yo apoyaría la enseñanza del arte en la escuelas, pero cuidando mucho la orientación. Hay un error frecuente en esto: volverla demasiado técnica, como por ejemplo enseñarles solfeo a chicos que nunca van a ser músicos. Lo mejor sería tratar de abrirles la cabeza en aprender a apreciar la música, ayudarlos a ser oyentes críticos y discernir buena música de mala música, sin que esto implique distinguir entre música clásica y música popular. Hay que hacerlos oír y darles elementos de evaluación y discernimiento”, afirma.
“Cuando hablamos de educación artística –expresa Scebba- hay diferencia entre enseñar música y enseñar artes visuales. La música es un arte mucho más técnico y complejo para impartirlo en una escuela secundaria, algo que no sucede con las artes visuales. No es tan difícil iniciar a un chico y darle elementos para que dibuje, por ejemplo. Por eso creo que la educación musical debería enfocarse en saber percibir y apreciar, que es algo que lamentablemente no se hace. Ese debería ser el centro de la educación musical”.

Lo popular y lo populista

Para Miguel Angel Scebba, otro error que impide el ejercicio pleno del derecho a la cultura es la confusión entre políticas populares y políticas populistas. “Hay una diferencia muy grande entre lo popular y lo populista. Una política popular es aquella que es a favor del pueblo (que la derecha llama “gente” y a mí no me gusta). El pueblo es heterogéneo, hay diferentes grados de instrucción. Los que están más adelante en esto tienen la obligación de ayudar a los demás y tenderles la mano, eso es una política popular. En cambio, una política populista sería ‘comprar’ a la parte menos instruida de ese pueblo, ofreciéndoles lo que ellos ya demandan. Una persona menos educada va a demandar lo que conoce y si conoce cosas de menos calidad, porque no tuvo acceso a lo otro, va a demandar eso pero no es su culpa. Entonces, el que está más arriba en la pirámide dice: ‘Me cuesta mucho darle Beethoven, les doy una cumbia que es más fácil y barato’. En las escuelas hay una tendencia a la excesiva popularización de la educación musical con poco énfasis en el acceso a la cultura, como si todo fuera lo mismo. Esto es lo mismo que hacía la oligarquía de otros tiempos cuando consideraba que el arte era sólo para la elite y al resto había que darle cualquier cosa”, opina el docente.
Scebba sostiene que “muchas veces, sólo se trata de exponer a la gente a las expresiones artísticas. Si uno ve una novela de TV todos los días y sólo eso, cree que eso es el buen teatro. Cuando uno va accediendo a otras obras que lo dejan pensando, se da cuenta que hay otra cosa y de cuáles son las diferencias. Creo que el derecho a la cultura y al arte se trata, sobre todo, de ofrecer al pueblo manifestaciones artísticas para que pueda aprender a discernir y diferenciar. En síntesis, se trata de oportunidades”.

 


Último día de libertad de los pueblos

Para los pueblos indígenas de Argentina, el 12 de Octubre significa un día de luto ante la invasión que padecieron desde esa remota jornada de 1492. El Programa Universitario de Asuntos Indígenas, que pertenece a la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, trabaja, pues, desde hace tiempo para que se haga memoria y reflexione sobre el día anterior al comienzo de la conquista, 11 de octubre, como último día de la libertad de los pueblos indígenas. Es una fecha clave de una lucha que vienen sosteniendo desde hace más de 500 años. Al respecto, Olga Rodríguez expresa que no se puede enmascarar un hecho histórico de tal trascendencia y todo lo que eso significó: procesos de conquista, aculturación, atropello, evangelización, bajo un simple nombre como lo es diversidad cultural, siendo que aún resta por cumplir con varias leyes que amparan los derechos de las comunidades originarias. “Los pueblos originarios están presentes y son ciudadanos argentinos, aunque no se hace pleno el reconocimiento de ellos, tal como lo establece la Constitución Nacional con respecto a sus derechos, y forman parte del territorio nacional. Es hora de que descolonicemos nuestro pensamiento y dejemos de ignorarlos y considerarlos como ajenos a nuestro territorio”, concluyen los miembros del PUAI.