Enseñar a dudar

Escribe Oscar Nasisi, rector de la UNSJ


 Editorial: Año IV – Nª 27 – Junio de 2016

En pocos días más estaremos celebrando el bicentenario de la Declaración de Independencia de nuestro país. Y creo que lo que celebraremos no es otra cosa que la libertad. Como pasa a veces con las cosas más valiosas de la vida, nos cuesta reconocer su importancia vital en el día a día y sólo experimentamos su verdadero significado cuando la perdemos o cuando se ve limitada por alguna causa.
Pero como universitarios, creo que debemos hacer foco en un tipo especial de libertad que nos involucra a todos, y esa es la libertad de educar y ser educados. Muchas veces hemos dicho que concebimos a la educación como un derecho humano y esta afirmación lleva implícita en sí misma la libertad de educar y ser educados. Pero… ¿alcanza con mencionar a la libertad en abstracto? ¿O es que como universitarios tenemos la responsabilidad intelectual y social de concebir a la libertad como un adjetivo, que queremos asignar a muchos otros conceptos e ideas que forman parte de la razón de ser de las universidades públicas?
Yo estoy convencido de que es así. Por eso creo que es imprescindible que reflexionemos sobre esa libertad que se convierte en adjetivo y que la resignifiquemos, refiriéndonos a una educación liberadora como meta y objetivo de esta universidad pública, inclusiva, para todos. Una educación que a la manera del pedagogo Paulo Freire sea una educación emancipadora, que forme mujeres y hombres críticos, con valores al servicio del propio hombre. Una educación capaz de formar para la libertad de conciencia, emancipados de toda esclavitud de pensamiento, que es la madre de todas las formas de esclavitud. Una educación que en su contenido enseñe para la autodeterminación, para el pensamiento propio y para la dignidad personal y colectiva.
Ya es tiempo de pensar a la libertad como adjetivo de todo lo que queremos. Y más aún: como verbo a conjugar en presente constante, si es que se me permite la expresión, porque educar tiene que ser para nosotros lo mismo que liberar. Eduardo Galeano, cuya mirada aguda y directa sobre la vida siempre nos ilumina, nos da una pista sobre esa acción que debemos emprender, si queremos practicar una educación liberadora, una auténtica educación emancipadora. “Enseñar es enseñar a dudar”, dice Galeano, y en esa frase resume el sentido de lo que como universidad queremos hoy y siempre. Dudar a partir de la crítica, de la reflexión y el debate. Dudar sobre las ideas que nos vienen dadas, como mandatos inamovibles. Dudar para construir, entre todos, esas ideas liberadoras, que nos hagan más humanos, más dignos, más libres.
Si somos capaces de encarnar esta educación liberadora, habremos honrado el ideario de Mayo de 1810 y de Julio de 1816. Y por sobre todas las cosas, seremos hombres y mujeres libres, dignos de una patria presente que hoy necesita, más que nunca, de una educación concebida como derecho humano, con todos y para todos. //


Edición correspondiente a octubre/73 – Año IV – Nº 27 – Junio de 2016