Turismo por la ruta de los ancestros

La Ruta Ancestral Diaguita será el nuevo atractivo turístico para el departamento de Valle Fértil y apuntará al rescate del patrimonio cultural y ancestral del lugar.

Por Belén Ceballos

En este trabajo se busca atender dos problemas principales; por un lado, generar la oportunidad para que la comunidad originaria sea quien maneje el patrimonio de su territorio y por otro lado capacitar a un gran grupo de jóvenes, en cuanto a las legislaciones en materia turística y con respecto a los instrumentos y prácticas que tienen y pueden ayudarlos a explotar el turismo étnico.

El Turismo étnico es una modalidad del Turismo Comunitario, cuyo objetivo es el desarrollo turístico de pequeñas localidades rurales, especialmente, con una marca identitaria muy fuerte, con un horizonte de prácticas culturales ancestrales, enraizadas en culturas originarias, como en este caso, la del Pueblo Diaguita.
Si bien Ischigualasto siempre ha sido el punto de mayor atractivo, los vallistas han empezado a diversificar su oferta turística y la Ruta Ancestral Diaguita (RAD) será un producto que les permitirá mostrar sus riquezas patrimoniales, con una estrategia de conservación y preservación, ya que el principal objetivo apuntará a instalar en la conciencia de todos los residentes la idea de que son los dueños y beneficiarios de ese patrimonio natural y cultural.
La ruta consiste en la planificación de un producto turístico con fuerte protagonismo comunitario, donde no se excluye al resto de los residentes locales, pero sí se priorizan los atractivos culturales y naturales con fuerte significación simbólica para sus habitantes originarios.
Ruta Ancestral Diaguita San JuanLa RAD es en sí misma un complejo itinerario cultural dado que entraña antiguos caminos recorridos en tiempos pre coloniales por los pueblos originarios, especialmente Diaguita y Quechua; asimismo, en tiempo coloniales, las distintas expediciones exploratorias del territorio por parte de los ejércitos españoles la recorrieron buscando sitios propicios para fundar sus ciudades con el fin de garantizar la invasión y la apropiación. Todo esto denota la riqueza y variedad de contenidos culturales existentes en la zona.
Entre los sitios que se destacan por poseer imponentes elementos culturales se encuentran: Chucuma, la quebrada del río homónimo; la ermita a la Virgen del Silencio y los Marayes; Astica, con su Quebrada de la Peña; las Tumanas; las Majaditas; la Villa Cabecera San Agustín; Los Bretes; Las Juntas, y Usno.
Cada uno de ellos guarda secretos gastronómicos, diferentes paisajes, relatos y espacios sagrados, rincones de encuentros espirituales, historias familiares y locales, expresiones artísticas y tradiciones.
Luego de la primera etapa del trabajo realizado por el PUAI, consideran que se logrará poner en la agenda social el interés por la creación de la Ruta Ancestral Diaguita, movilizando a estudiantes y pobladores. Por otra parte, la visibilización del Pueblo Diaguita en el departamento, como sujeto comunitario real, actual, no desaparecido, no extinguido, generará una dinámica mayor en términos de la Educación Intercultural Bilingüe, saliendo del ámbito educativo para llegar a plantear la interculturalidad en todos los espacios públicos y privados.


 

Numerosos testimonios afirman la presencia originaria en la región, que se mantienen hasta la actualidad y permiten conocer aspectos de su vida y su cultura, como morteros, petroglifos, plataformas ceremoniales, utensilios, etc. También se puede rastrear esta herencia en permanencias intangibles, no materiales, como son la denominación de algunos lugares (Astica, Usno), ciertos apellidos muy antiguos en la zona, comidas tradicionales, técnicas de tejido, entre otros.


En Valle Fértil fue importante la presencia de los pueblos capayán y yacampi, ambos de origen diaguita. De hecho, el nombre “Valle Fértil” es la traducción al español de la denominación que estos grupos daban a la región: “Chaj-Paj-Nai”, que significa “país verde”, “país de los muchos ríos” o “fértil”.