«La idea de la universidad dentro de una burbuja investigando, cambió»
[MARIO GIMÉNEZ, SECRETARIO DE CIENCIA Y TÉCNICA] El responsable del área de Investigación de la UNSJ comenta en este diálogo cómo la ciencia llega a la comunidad. La actualidad de las ciencias sociales. Los Proyectos de Desarrollo Tecnológico y Social. Recorte Presupuestario.
Por Susana Roldán
-¿Por qué el público le sigue reclamando a la universidad que transfiera lo que hace? ¿Qué falla en esa comunicación?
-Los investigadores en general no sabemos comunicar. Se hace muchísimo dentro de la UNSJ e incluso lo hemos hablado muchas veces. Donde uno mire, seguro que hay transferencia. Lo que pasa es que a veces esa transferencia no va al “ciudadano de a pie”, como comúnmente se dice, sino que le llega pero a otro nivel.
-¿Por ejemplo?
-La Escuela de Ingeniería de Caminos de Montaña, por ejemplo. Es una institución que está formando a todas las vialidades de Sudamérica. Todos los años vienen profesionales de distintos países para asistir a un curso que dura 10 meses y se forman en esa especialidad, además de estar capacitando al personal de Vialidad Nacional, por supuesto. Todo lo que sea caminos de montaña con simulaciones lo hace la EICAM. Que no le llegue directamente a la gente es otra cosa, es más un tema de percepción. Otro ejemplo es el Instituto de Energía Eléctrica, que monitorea redes eléctricas en toda Sudamérica, ahí pasa lo mismo. Lo que hace el Instituto de Investigaciones Hidráulicas, que en forma permanente monitorea el agua de afluentes y ríos que pasan cerca de algún yacimiento minero. Esas tareas se hacen en forma continua y se le transfieren a la población en forma indirecta. El Instituto Sísmico Volponi, en el que trabajo, monitorea desde hace cuatro años toda la sismicidad que provoca el fracking (técnica para la extracción de petróleo), para tener controladas a las empresas que hacen inyección de fluidos para que no produzcan sismos en zonas donde antes no había sismicidad natural. Esa transferencia no se termina de conocer por falta de una difusión adecuada, porque son controles que benefician al ciudadano, pero éste no se entera.
-¿Lo mismo sucede con las certificaciones? La UNSJ trabaja en muchos temas en este sentido.
-Hay muchas certificaciones que tienen confidencialidad y sólo se abren al público en general después de cinco años, como en el caso de los hidrocarburos. El LAPRIQ es una fuente de certificación para la agroindustria, ya que es un laboratorio de primera línea a nivel internacional. El CIRCOT es otro caso. Pero sólo se enteran quienes se benefician directamente con esto, el público difícilmente lo sepa. Siempre hay transferencia, pero no la sabemos difundir.
-Hay investigaciones que si no las hace la universidad, que es pública, nadie las va a hacer. ¿Se escucha a la sociedad en sus demandas sobre la ciencia?
-Yo creo que esa idea de la universidad encerrada en una burbuja investigando vaya uno a saber qué, afortunadamente cambió. Los PDTS (Proyectos de Desarrollo Tecnológico y Social) ayudan a eso. No es que se vaya a desconocer a las ciencias básicas, sino que todo ese conocimiento que ya hay en los grupos de investigación pueda brindar una solución a un problema concreto que la sociedad requiera. Creo que los PDTS vinieron para quedarse y se van a potenciar cada vez más.
-¿Por qué nuestra universidad tiene tan pocos observatorios de la realidad social, cultural, económica, por ejemplo, como sí ocurre en otras universidades?
-Están empezando a aparecer. Sociales y Arquitectura, por ejemplo, están empezando a hacer observatorios. Lo que pasa es que también es una práctica nueva y no ha sido nuestro fuerte. Lo bueno de esta modalidad es que se trata de trabajos interdisciplinarios. Pasa que a veces hay grupos conformados con una línea de trabajo y es bastante difícil romper esa dinámica. En las presentaciones uno ve que hay una gran cantidad de proyectos, de hecho son cada vez más.
-¿Se ha pensado en salir a encuestar, por ejemplo, a la sociedad, acerca de sus necesidades?
-Nosotros partimos de 11 líneas prioritarias para la provincia que la Agencia de Calidad San Juan sistematizó a partir de encuestas en un documento. Esto lo hicimos en 2012, a través de la SECITI, que nos acercó ese documento. Cuando comenzó la primera gestión, la UVT (Unidad de Vinculación y Transferencia) comenzó a llamar a los distintos sectores, como por ejemplo turismo, minería no metalífera, etc., para saber en qué podía aportar la universidad. En algunos sectores se avanzó y en otros no tanto y la idea es retomar esas 11 líneas, de las que alcanzamos a trabajar con uvas en fresco, pasas de uva y olivos. En turismo, por ejemplo, se podrían haber hecho cosas muy interesantes.
-¿Hay iniciativas para trabajar con los municipios?
-Sí. De hecho el COFECYT (Consejo Federal de Ciencia y Técnica) está abriendo una línea para los municipios que, administrados por la UVT, puedan buscar la solución a un problema concreto que tengan. Se asiste en la formulación del proyecto y se presenta. En caso de ser beneficiarios, estamos hablando de montos cercanos al millón y medio de pesos.
-¿Por qué cuesta tanto que se visibilicen los proyectos de investigación en Ciencias Sociales?
-Es que están canalizados como servicio. Lo bueno sería, por ejemplo, que los científicos sociales se incorporaran a grupos de trabajo de otras ciencias. Tienen mucho para aportar. Y pongo como ejemplo a los comunicadores, que podrían ser muy beneficiosos en un equipo de investigación aportando en lo que se refiere a comunicar la ciencia. El problema es que existen grupos de investigación yo diría bastante cerrados, y esto no permite que ingresen de otras disciplinas.
-¿Ayuda el hecho de que la relación con el área de ciencia de la Provincia sea tan buena?
-Totalmente. De hecho a nivel país San Juan es el único caso en que existe un vínculo tan estrecho como el que existe entre la UNSJ y la SECITI (Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación). No hay convenios como los que nosotros tenemos con la Provincia. Y tenemos convenios no sólo a nivel de aportes de dinero para líneas de investigación, sino que también hay aportes para fortalecer los posgrados. Ese impulso a la formación es importantísimo.
-¿Cómo afecta a la ciencia en la provincia el recorte a nivel nacional?
-Es duro. Se ha otorgado sólo un 6% y en la planilla de Ciencia y Técnica tenemos el mismo monto, 5.040.000 pesos desde 2016. En la UNSJ estamos invirtiendo 22 millones de pesos, es decir que la diferencia la pone la UNSJ y la SECITI. Tenemos 50 becas cofinanciadas con CONICET y no hay otra provincia que tenga esa cantidad de becas.
-¿Qué sería lo ideal?
-El presupuesto que tengamos, cualquiera sea el monto, lo gastamos todo. Siempre es poco.
-¿Cómo explicamos a la sociedad que esta investigación que se hace es para todos?
-No creo que los sanjuaninos y las sanjuaninas estén en contra de la investigación que se hace. Creo que la gente es consciente de la importancia de la ciencia y la creación que se hace en la UNSJ. Así quedó plasmado en las encuestas que se hicieron durante la evaluación externa a esta Universidad. Somos nosotros los que tenemos que fortalecer esa comunicación.
Perteneciente a octubre/73: edición Nº39, año VI. Noviembre de 2018