“Las noticias falsas no son exclusivas del mundo digital, forman parte del periodismo desde que nació”

[Leonardo Murolo, doctor en Comunicación] El docente e investigador de la Universidad Nacional de Quilmes marcó la importancia cotidiana del universo digital (internet y redes sociales), el cual propicia “comunidades de sentido”.

 

Además de investigador y docente de la Universidad Nacional de Quilmes, Leonardo Murolo es periodista del Diario Tiempo Argentino. Recientemente estuvo en la Universidad Nacional de San Juan, donde brindó un curso de posgrado y un conversatorio sobre Nuevas pantallas, usos y narrativas de la comunicación digital.

-¿Qué son las «nuevas pantallas»?
-Cuando hablamos de nuevas pantallas nos referimos no sólo a los dispositivos como las computadoras, los smartphones y las tablets, sino también a las formas expresivas que vinieron después de los grandes medios audiovisuales del Siglo XX (el cine y la televisión) con los “nuevos” medios de fines de ese siglo y principios de Siglo XXI, y que tienen que ver con Internet, la telefonía móvil y los videojuegos. Con ellos se van a dar algunas dinámicas que tienen reminiscencias de las pantallas tradicionales de la tv y el cine, pero también se van a dar resignificaciones, reconfiguraciones de esa forma de contar gracias a la actividad otra de las audiencias. En los medios actuales estas audiencias tienen posibilidades de producir contenidos a la vez que los consumen.

-¿Estas nuevas narrativas corren el riesgo de ser entendidas por unos pocos o de que un mensaje no llegue donde se desee?
-Marshall McLuhan -teórico de la comunicación- decía en la década del ‘60 que “todo nuevo medio tiene como contenido un viejo medio”. Lo primero que ensaya un medio es usar las formas de otro medio anterior. Cuando surgió la radio, había periodistas gráficos leyendo el diario, transmitiendo noticias que habían salido en el diario impreso. Y la televisión hizo algo parecido, copió a la radio hasta que generó sus propios formatos: primero el teleteatro, la telenovela, trajo profesionales de la radio adelante de la cámara y luego aparecieron el noticiero, los programas de preguntas y respuestas, las sitcoms, etc. Con Internet sucede un poco eso. Hay formatos que ya conocemos de otros medios anteriores pero que se “cuentan” de otra manera. Esto es necesario por los usos, por las formas de decodificación: son pantallas ubicuas que están en diferentes lugares y en todos. Este consumo efímero, fragmentado y veloz necesita que las narrativas sean más breves. Esta brevedad y limitación produce un consumo fragmentado y concentrado en las audiencias que a la vez gana en sustancialidad: lo que se cuenta debe ser narrado de manera muy potente y directa.

-Cuando decimos «nuevas pantallas» y «uso de tecnología de la comunicación» parece que se cree que es hacer lo mismo que se hacía antes pero más breve, ¿es así?
-Yo no diría que los formatos de los medios digitales son iguales a las narrativas de los medios anteriores, pero más breves. La brevedad es una característica que se da en contexto de determinadas sociedades en las que las prácticas cotidianas (trabajar, estudiar, desplazarse por la ciudad) se hacen sin sosiego. En este contexto, los medios de comunicación se adaptan a los usos sociales que proponen los sujetos. Así, la instantaneidad, el consumo fragmentado y la brevedad crean nuevos formatos que no son los mismos que los de los medios tradicionales. Por ejemplo, hoy el periodismo se cuenta de manera multimedia y transmedia, elabora una nota escrita, un informe audiovisual, una animación, una galería de fotos y un podcast todo en el mismo espacio; la publicidad utiliza distintas estrategias relacionada a la oportunidad y brevedad, como ingresar en los primeros cinco segundos de un video de YouTube. Las tres macroformas, la información, el mercado y el entretenimiento, siguen existiendo en los medios digitales, no solamente con las características de la brevedad sino también con formas sociales que les pre-existen y coexisten con los medios tradicionales y que tienen que ver con dinámicas de las sociedades en las que vivimos.

-Hace un tiempo la familia se reunía a ver televisión. Era un uso colectivo, familiar. Internet cambió eso: hoy en cada casa hay como mínimo una pantalla por persona. ¿Cómo se construye una narrativa ante semejante variedad?
-Esta idea de que los medios tradicionales se consumían en familia o con amigos y que las nuevas pantallas son de uso individual es cierto por un lado, porque la telefonía apela a un uso de un solo usuario, ver las redes sociales tiene que ver con un uso personal y propio, del “propio perfil”. Pero el mundo digital tiene la particularidad de que se crean “comunidades de sentido” en las que se comparte y debate los consumos que se realizan (el caso del fandom, comunidades de fanáticos de distinto tipo). Esto hace que el mensaje no sea unidireccional hacia una persona, sino que esté orientado a comunidades de sentido, a “inteligencias colectivas”, como decía Pierre Lévy a fines de los ‘90. Pensar que los mensajes son diferentes porque se destinan a una sola persona es olvidar que éstas interactúan con otras alrededor de su fanatismo por diferentes cuestiones de la cultura pop (las series de tv, los videojuegos, las redes sociales).

-Las noticias falsas, fake news, ¿a quién benefician?
-Primero hay que subrayar que las noticias falsas o la desinformación no son exclusivas del mundo digital sino que forman parte del periodismo desde que nació. El diario en papel, la radio y la televisión propusieron y proponen noticias falsas. Segundo, cuando hablamos de noticias falsas no hablamos de mala praxis del periodismo, de que se chequeó mal la información o que no se buscó las fuentes necesarias o se lanzó una información sin la rigurosidad del caso; eso sería un error de la profesión. Sino que cuando hablamos de noticia falsa hablamos de intencionalidad, de alguien que está mintiendo. Es una intervención en la dimensión política para beneficiar a algunos y afectar a otros, por eso una noticia falsa siempre interviene fuertemente en el debate público.

-¿Y qué sucede con las fakes news en el mundo digital?
-Ahí el consumo de noticias se da por scroleo, es decir se lee información scroleando con el dedo en la pantalla del teléfono y viendo información fragmentada y mezclada con otros tipos de contenidos. Por lo tanto, nos informamos leyendo titulares de noticias, a través de redes sociales; si alguno nos interesa más, ingresamos a la nota. Y esta información puede ser falsa o inexacta. Las trampas de los medios tradicionales radican en decir algo grandilocuente en el título para atraer y quizás en el cuerpo de la nota hasta lo desmienta. Entonces, durante el scroleo de noticias nos quedamos con una imagen, un título, una foto, un entrecomillado de una frase que alguien dijo y tal vez no lo dijo. Éste es el riesgo del mundo digital, la intencionalidad con la que se construyen las noticias que parte de equipos de comunicación de periodistas o por trolls que también están motorizados por algún grupo de interés.

 


Perteneciente a octubre/73: edición Nº41, año VII. Septiembre de 2019