“La sociedad está cada vez más atenta para poder identificar discursos mentirosos”

El comunicador de la ciencia y periodista del Diario La Voz del Interior, de Córdoba, Lucas Viano, habla en esta entrevista de la desinformación circulante y, por supuesto, de esa palabra que suena y resuena en los últimos tiempos: posverdad.

 

Por Fabián Rojas

– Hace dos años la palabra “posverdad” fue elegida como la palabra del año por el diccionario Oxford. ¿Considera que la fama de la palabra no ha pasado aún?

-Siempre ha habido discurso y propaganda mentirosa. Lo que ocurre ahora es que existen otros canales más accesibles para distribuir esos mensajes. Las redes sociales son un espacio para dar a conocer estos discursos no basados en la evidencia. Las redes sociales son espacios más propicios para discursos emotivos, y las posverdades son emotivas. Puntualmente, en lo que se refiere a la pseudociencia, los discursos antivacunas, terraplanistas y negadores del cambio climático encuentran un espacio de difusión en las redes sociales como Facebook y YouTube impensado en otros tiempos. El problema para el periodismo es cuando esos discursos pseudocientíficos se cuelan en los grandes medios.

-¿Qué es una posverdad?
-Una posverdad es un discurso que da cuenta de una realidad, pero que su “veracidad” está más basada en cuestiones emotivas que en una operación racional. El movimiento antivacunas se opone a la vacunación, entre otros motivos, porque también significa oponerse a las grandes empresas farmacéuticas que no tienen “buena prensa” entre el público.

-¿La posverdad se relaciona exclusivamente con el periodismo o también con otros ámbitos?
-Las crisis discursivas de hoy están presentes en los discursos políticos y económicos, más allá del proceso de comunicación que hay detrás de ellos. La prensa vive su propia crisis que no es a causa de la posverdad, sino que es tecnológica, ética y como formato de negocios. Por otro lado, el discurso científico es quizá el menos afectado por la posverdad, por eso sorprende tanto y llama la atención cuando alguna posverdad contra la ciencia llega a la agenda pública.

-Si, por ejemplo, ya el nazi Goebbels pronunciaba discursos o frases con posverdades, ¿por qué cree que es hoy cuando más relevancia toma esta idea de posverdad?
-Desde que somos Homo sapiens sabemos contar historias y muchas de ellas son mentiras, pero nosotros las asumimos como verdaderas para poder sobrevivir. El problema de época es que ahora esas posverdades encuentran otros canales para poder distribuirse que son más accesibles y que en algunos casos provocan que una posverdad se vuelva viral. Por otro lado, creo que la sociedad está cada vez más atenta para poder identificar discursos mentirosos.

-¿En los medios de comunicación abunda la posverdad?
-No creo que en los medios abunden los discursos de la posverdad. Pienso que es minoritario el espacio que se le da, más aún en medios de comunicación más reconocidos. No hay que confundir línea editorial con posverdad. Que un medio diga cosas que no nos gustan o con las que no estamos de acuerdo, no significa que sean posverdades. Por otro lado, las opiniones no son verdades ni posverdades, son opiniones.

-Y de haber posverdades desde los medios, ¿cuáles serían sus técnicas utilizadas para crearlas?
-La mayoría de lo que podríamos llamar noticias de posverdades están vinculadas a dos fenómenos propios de estos tiempos del periodismo: la búsqueda de clics en Internet y la precarización laboral en las redacciones que promueve profesionales pocos formados, sin herramientas para poder discernir cuándo algo es verdadero o falso. Falta de formación, presiones y tiempos acelerados para publicar primero contribuyen a que circulen posverdades en los medios. Otro ejercicio habitual de estos tiempos en el periodismo es, dada una posverdad, presentar las dos campañas. Por ejemplo, enfrentar a médicos y científicos con representantes del movimiento antivacunas. Es una práctica errónea para dar a conocer la información.

-¿Qué cuesta más: instalar una posverdad o desmentirla, deshacerla?
-La posverdad apela a las emociones; la verdad científica, a la razón. Es más fácil instalar una posverdad que tratar de desmentirla. Entre los terraplanistas, la posverdad más insólita, existe un grupo de cruzados a los que no se podrá convencer de que la Tierra no es plana. Por suerte, también hay una gran mayoría que está convencida de que nuestro planeta es una esfera (un esferoide) y ningún terraplanista los podrá convencer. Pero, en el medio, hay un gris al que se puede convencer para que se pase del lado del bien, del lado de la ciencia. Existen estrategias que no solo implican contar y dar argumentos sobre el contenido, sino exponer cómo opera la posverdad para instalarse. En este sentido, se recomienda inocular contra la posverdad, es decir, contar antes de que suceda la fake news para crear “anticuerpos cognitivos”.

-¿Cuál cree que puede ser el peor daño o daño muy grave causado por una posverdad?
-En la ciencia, las posverdades no solo afectan al conocimiento específico (vacunas, cambio climático, esfericidad de la Tierra) sino que también le quitan prestigio a la ciencia y al método científico, el mejor mecanismo que ha encontrado la humanidad para buscar la verdad y conocer el mundo. Es otro golpe más sumado a la falta de apoyo que recibe la ciencia en países como Argentina. En ese sentido, se podría hablar de una posverdad más urgente. Es aquella que argumenta que sin ciencia se puede lograr un país desarrollado, justo y con mejor calidad de vida para sus habitantes.

-Las noticias hoy están bajo la lupa, de alguna manera, ¿qué piensa sobre esos sitios actuales que chequean informaciones vertidas por personas y medios?
-Hubo un tiempo en el periodismo de Estados Unidos en que cada redacción tenía “copy editors”, que realizaba justamente eso: chequear datos y fuentes de una nota antes de que se publique. Los sitios de “fact checking” son un signo de estos tiempos. Si pensamos a la posverdad como una enfermedad, el fact checking sería un remedio. Necesitamos vacunarnos. La inmunidad vendrá de ciudadanos mejores formados, más educados en todos los aspectos de la vida, desde la ciencia hasta la política y también en las buenas formas de hacer periodismo.

 

“Falta de formación, presiones y tiempos acelerados para publicar primero contribuyen a que circulen posverdades en los medios”

 

Imagen de Lucas Viano, cortesía de Diario La Voz del Interior.

 


Perteneciente a octubre/73: edición Nº43, año VII. Noviembre de 2019