“Hoy el principal herido es la verdad”
[ENTREVISTA A WASHINGTON URANGA] El periodista, docente e investigador de la comunicación estuvo en la UNSJ, donde ofreció su conferencia “Estrategia comunicacional: Gestión de la comunicación en los nuevos escenarios”. “La objetividad periodística no existe, pero sí hay que trabajar sobre la veracidad de los hechos”, dijo a octubre/73.
Por Fabián Rojas
Washington Uranga, periodista del diario Página 12, docente e investigador de la comunicación, le cuenta a octubre/73: “He sido toda la vida militante católico. Fui vicepresidente de la Asociación Católica Mundial para la Radio y la Televisión durante 12 años”. De hecho, entre sus textos habituales en aquel diario aborda temas sobre el roce entre los mundos eclesiástico y político. Hace días, cuando Uranga estuvo en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ, en el Vaticano se reunían gremialistas de todo el mundo, incluida la cúpula sindical argentina, con el papa Francisco.
-Usted conoce las acciones políticas de Francisco desde el comienzo de su papado, pero también sigue las vicisitudes políticas argentinas, ¿qué le sugiere esa reunión en el Vaticano?
-Hay que mirar las múltiples iniciativas que el Papa Francisco está tomando. Desde cuando Jorge Bergoglio asumió como Francisco, tiene una mirada que atraviesa su misión desde dos lugares: uno es lo periférico del mundo, y esto va desde su condición de latinoamericano, lo que marca su mirada hasta ponerle atención a los migrantes ilegales, por ejemplo. El otro lugar tiene que ver con los pobres. Cuando él estuvo en América Latina, particularmente cuando tuvo un encuentro en Bolivia con los movimientos sociales, marcó mucho esto de la organización de los actores populares, especialmente de los pobres. Si uno mira lo que ha venido haciendo en los últimos años, ha propiciado encuentros con los sectores organizados que reivindican derechos. Creo que un encuentro con las organizaciones sindicales, se enmarca en ese cuadro.
-Fue una reunión para reivindicar el trabajo en todo el mundo…
-Exactamente, y reivindicar la organización sindical en el mundo. Pero creo que Francisco, además de mirarlo desde su perspectiva pastoral y de derechos, lo mira desde esto de potenciar lo organizacional. Después, en lo que tiene que ver con los dirigentes sindicales argentinos, creo que respondieron a un llamado y no sé cuánto les llega de lo que el Papa plantea. Yo advierto en la práctica de estos dirigentes una serie de contradicciones. Si uno mira la Evangelii gaudium del Papa (N. del R.: primera exhortación apostólica escrita por el Papa Francisco en 2013 en la que habla, entre otros puntos, de la justicia social), creo que “estos” dirigentes sindicales de Argentina tendrían mucho que reflexionar. Porque por ejemplo allí hay críticas muy fuertes al capitalismo y no sé si estos dirigentes tienen esa misma mirada; los veo más cerca de estar cooptados por la mirada del capitalismo que de tener una posición crítica.
-Esta charla comenzó con esto de los dirigentes sindicales en el Vaticano y el mundo del trabajo porque en la Argentina de hoy hay periodistas que se quedan sin trabajo. A usted, como periodista, ¿qué reflexión le merece?
-Lo que está pasando acá es que tenemos un escenario mediático copado por las corporaciones. Creo que sin diversidad de miradas y sin diversidad de opiniones no hay democracia comunicacional y, sin ella, no hay democracia política. Y creo también que en este momento lo que hay es que uno puede reivindicar el derecho al pataleo, pero el derecho al pataleo es un modo de queja y no es libertad de expresión. Y esto es así porque hay muchos actores, especialmente actores populares, que no tienen dónde expresarse porque hay una concentración de la propiedad absolutamente negadora de la diversidad. Entonces lo que estamos viviendo es una cadena privada de medios pro-oficialistas.
-En tiempos de tanto gestor experto en imagen política, en campañas, y que pareciera se trata de agentes experimentados en comunicación, ¿cuál debe ser la estrategia de una comunicación periodística “noble” ante esas construcciones de imágenes?
-Yo soy de los que siempre militaron contra la idea de la objetividad periodística. La objetividad periodística no existe porque cada uno de nosotros elige desde un lugar, pero sí hay que trabajar sobre la veracidad de los hechos. Creo que hoy el principal herido es la verdad, y cuando digo esto me refiero a la falta de información sobre lo que les va a pasar a los jubilados después de la reforma previsional hasta lo que pasó con Santiago Maldonado o lo que sucede con el Submarino ARA San Juan. En todos estos casos lo que hay es un manejo inescrupuloso de la información, donde el principal atentado es contra la verdad. Si esto ocurre es porque los medios están concentrados en poquísimas manos y los dueños de esos medios actúan en connivencia con el poder político.
-Y a ese jaque a la veracidad también contribuyen las redes sociales…
-Sí, y por eso es que hay que trabajar más que nunca sobre la veracidad de los hechos, porque las redes sociales lo que hacen muchas veces es aportar barullo pero no información. Esto pasa porque casi siempre los que transmiten por las redes sociales en su mayoría no son periodistas, y allí no hay metodología alguna de constatación de fuentes ni metodologías que me den certificación de que lo que está circulando es cierto. Con esto la ciudadanía es la que se perjudica, porque así se queda sin elementos para la toma de decisiones.
-Cuando usted habla de nuevos escenarios para la comunicación, ¿se refiere a escenarios políticos, tecnológicos o a ambos?
-A ambos escenarios. Me refiero a cómo la comunicación inexorablemente está vinculada a la política, y también aparece lo tecnológico. Pero no podemos olvidarnos de que la comunicación sigue siendo esencialmente vínculo entre sujetos, cara a cara, produciendo sentidos en el territorio y en la cotidianidad; porque si además vamos a hipotecar la comunicación solamente a las tecnologías, estamos fallando. La comunicación esencialmente es comunicación humana, y los gobiernos con la tecnología manejan la comunicación con fines de manipulación, sin lugar a dudas. //
octubre/73, Edición Nº 36, Año V, diciembre de 2017 – UNSJ